Es viernes, la semana fue intensa, como todas las anteriores
desde que empezó el año. El delivery, la picada y la ensaladita de bandejita de
lo de Luisa fueron ingredientes fundamentales en la alimentación cotidiana en
casa.
Como siempre que tengo poco tiempo y una heladera poco
copiosa, más cercana a las escenas del Far West donde se ven esas pelotas de
paja volando por el medio de la nada misma. Qué hay en mi heladera?
Un muslo de pollo –en el freezer-
Salame, tres rueditas –que sobraron de la picada de anoche,
no sé por qué lo guardamos, debe haber sido que estábamos cansados incluso para
comerlas de gula…
Espinaca, medio atado –que parecía olvidado en el fondo del
cajón de las verduras
Pimienta, comino, coriandro, pimentón
Aceto balsámico
Un cuarto caldito knorr
Con la asistencia inestimable de mi Essen, doré sin ponerle
aceite las rueditas de salame cortadas en daditos chiquitos, ahí puse el cuarto
de pollo. Toda la receta se puede multiplicar por las cantidades que se quiera,
pero sepan que funciona, incluso para un solo comensal, sin demasiado esfuerzo
ni dinero y con un bonus de sabor!
Una vez recuerdo que Narda Lepes cocinaba en la tele con la
intensión de “enseñarnos a comer mejor” y hablaba de los remolcadores de sabor:
crema, panceta, etc, que lo pones y hacés que todo sepa bien… Y en este caso,
funcionó, como una bomba molotov de sabor, porque como no tenía ni cebolla, ni
ajo, ni puerros, ni nadaaaa para hacer la base del salteado, todos los sabores
que están contenidos en la preparación del salamín funcionaron a las mil
maravillas. Sobre esos daditos minis, el pollo, en este caso un muslito
deshuesado, condimentado con pimienta, comino, coriandro y una pizca de pimenton que se doró y tomó esos sabores. Ojo, no pongan sal, porque el salame y el caldito que ponemos depués son salados, mejor rectificar después. Cuando estaba doradito, le tiré un
chorro de aceto balsámico para levantar los sabores que quedaban pegaditos al
fondo de la cacerola, un medio vaso de agua y un cuarto de caldito knorr para que se termine de cocinar el pollo. Sobre ese fondito, y en crudo, puse las hojas de espinaca,
tapé y después de dos minutos, estaban blanditas, y las mezclé con el pollo y
los daditos, con la salcita que quedaba del aceto. Se formó un juguito donde terminamos de
cocinar todo junto. Hasta acá no tardamos más de 15 minutos desde que empezó la
cocción, cero esfuerzo y gran resultado… confíen en mí.
Opciones para acompañar: la receta de las papas al
microondas o arroz al mircoondas que ya dimos! Si no… pancitos y listo el pollo
;)
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