martes, 17 de septiembre de 2013

La humanidad no se habrá hecho de harina de maíz como proponen los mitos americanos, pero de guiso parece que si...


Una teoría radical propone como umbral entre naturaleza y cultura la cocción de alimentos. Tengo poca información sobre el valor de la misma, pero siendo antropóloga, y este un blog de morfi, explorar la posibilidad parece más que pertinente. Pido eternas disculpas a mis amigxs arquelogxs por la falta de rigurosidad, el esquematismo y la muy cuestionable terminología con la que me manejo en el texto, pero, después de todo, a todos nos encanta Indiana Jones, ¡pero solo ustedes soportan andar limpiando huesos con un pincel!

Se dicen muchas cosas acerca de que es lo que nos separa de los animales, si es nuestra locomoción bípeda, el lenguaje, nuestra particular inteligencia, la fabricación de herramientas, pero definitivamente a una de las diferencias no se le ha dado tanto crédito como a las demás: cocinar nuestro alimento.

En los últimos años esto viene revirtiéndose, por un lado desde finales de los 70 tenemos  teorías que ubican el surgimiento de la cultura en la humanidad en el hecho de compartir el alimento. Para decirlo más claro, en el hecho de que machos y hembras se organicen como grupo, con una división tal del trabajo que hace que las hembras provean ciertos alimentos, y los machos otros, compartiendo todos todo, y pudiendo así hacer frente a la escasez, el cuidado de las crías, ¡y multiplicarnos como especie!

Otro nuevo salto de la humanidad, hablando de alimento,  va a estar dado por lo que se llama revolución neolítica, hace unos 10.000 años, momento en que coinciden el uso de herramientas de piedra (y otros materiales de los que escasamente queda registro milenios después) mas refinadas, con la domesticación de plantas y animales, iniciándose el paso hacia la agricultura, la ganadería, y la posibilidad de que la población humana crezca exponencialmente y pueble todo el planeta, pero volvamos a la prehistoria…

Resulta indiscutible que el comenzar a comer carne significó un salto evolutivo par la humanidad. Hasta entonces, como otros antropoides, como el gorila, por ejemplo, comíamos frutas, raíces, hojas…y un día algunos de nuestros antepasados comenzaron a digerir carne, es decir proteínas, que necesitan menos energía del organismo para su asimilación, por lo que esa energía liberada sirvió para desarrollar el cerebro. Los hallazgos arqueológicos muestran una asociación entre el consumo de carne en primitivos homínidos y el aumento del tamaño cerebral. El tema es, de donde salía esta carne? Eran los antiguos homínidos, unas criaturas de menos de metro y medio de estatura, con toda la furia de 50 kilos, sin colmillos ni garras, ni desarrollo de la tecnología, capaces de competir con los grandes carnívoros y cazar? Parece ser que no, y, una vez más, las evidencias arqueológicas indican que las primeras formas de consumo de carne en la humanidad fueron carne de carroña, por la cual probablemente debíamos competir, con ingenio, con la hienas. Sin ir más lejos, hace pocos años, en un yacimiento en Granada, datado en 1.300.000 años se encontraron restos fósiles que asocian homínidos, herramientas de sílex (Estas industrias, toscamente talladas, las usaban los antepasados en funciones como aprovisionarse de carne y obtener médula ósea a partir de cadáveres de grandes herbívoros que carroñeaban)y hienas gigantes a un esqueleto de una elefante.

Hace poco tiempo un arqueologo ingles, Richard Wrangham, planteo la hipótesis de que fue la coccion la que permitió el desarrollo de cerebros más grandes. El sostiene que el principal avance de la humanidad no fue ni comenzar a comer carne ni la agricultura, sino el uso controlado del fuego.  Dice que la comida cocinada facilitó la evolución de nuestros antepasados, Homus erectus, que logró aumentar su cerebro en un 50% y que tenía un cerebro mayor que el anterior Homo habilis que no cocinaba la comida. 

Hasta hace poco las pruebas más antiguas de dominio del fuego no llegaban a los 800.000 años de edad, y el Homo Erectus tiene un millón, con lo cual no se explicaba su aparición por la cocción, pero recientemente se descubrió en Sudáfrica una chimenea de más de un millón de años, en una cueva de 40 metros de profundidad, que por lo mismo descarta la hipótesis de un rayo, y  puede dar pistas para identificar a los primeros humanos que usaron el fuego. El equipo de investigadores asegura en el artículo que han encontrado huesos quemados y las cenizas de plantas creadas en fuegos controlados en África del Sur y que tienen una edad mínima de un millón de años.
Volvamos a nuestras criaturas frágiles para explicar su teoría. La carne de carroña presentaba las ventaja de ser proteína, y las desventajas de la carne podrida…los seres humanos no somos como las hienas que pueden digerir carne podrida, no somos como los carnívoros que desgajan un cuerpo con sus colmillos, y tampoco somos herbívoros con molares trituradores de semillas…o sea, estamos medio a mitad camino de todo… y ahí es donde aparece el fuego! Según el antropólogo, cocinar ingredientes crudos es una parte fundamental de nuestras vidas y uno de los elementos que más marcan nuestra diferenciación del resto de los animales. Vale la pena recordar que cocinar los alimentos hace que la comida sea más fácil de masticar y digerir, por lo tanto si una tribu de nuestros antepasados adoptaba esta conducta lograría aprovechar mejor los recursos energéticos cazando y buscando alimentos durante menos tiempo, y generándose así una ventaja adaptativa y competitiva por sobre otros grupos. Además el sabor es mucho mejor!
 Para encender el fuego se pergenieraon muchas maneras, frotar una varilla seca en una corteza, pegar dos piedras para que chispeen…pero además del encendido, se debió resolver el problema de dónde encender y conservar el fuego: sobre piedras, en cavernas, enterrado en un pozo, enterrado en un hueco revestido con piedras. De ahí en más las formas de cocción se diversificaron, carnes asadas con un palo, hechas en hoyos en la tierra con brasas, o sobre lajas calientes, y mucho tiempo después, cuando comenzaron a hacerse vasijas de piedra, barro y luego metal, hervidas…y ahí nuestras sopas, nuestros pucheros, y el uso de las especies y los ahumados que nos queda para otro día!

Y así, poco a poco, mezcla a mezcla, de manera inconsciente fundó la culinaria, una forma peculiar de relacionarse con el mundo.


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