Pero, en verdad, para mi hay muchas formas de cocinar, esta
mi cocina de todos los días, sin duda sabrosa, fresca, sana, pero con mucho más
amor, “saber hacer” y rapidez que creatividad y dedicación. Esta también la
cocina de agasajo, puede tomar tantas maneras diferentes como agasajados, y,
para mi, es una cocina en donde no sólo persigo sabor, originalidad, sino
también estética en la presentación (de esta gran piedra en mi zapato ya hablaremos
en otra oportunidad!). Y, finalmente, esta la comida que yo quiero comer y me
gusta a mi. Curiosamente (o no tanto, las lectoras me comprenderán) es este
“cocinar” el que menos practico. Cocinarme no es simplemente hacer comida aún
si estoy sola, esa comida entra en la primer categoría, cocinarME, así, con ME
mayúscula, es una suerte de introspección, juntarme con mis ganas, con el sabor
que se me hace en el fondo del paladar, con la elaboración o la simpleza que se
me juega ese día…en fin, es compartir conmigo un poco de todos esos mimos que
una reparte siempre por el mundo! Pero basta de chachara, volvamos al domingo.
En fin, como decía, decidí que me iba a cocinar, y la verdad
que me moría de ganas de algo dulce, pero rico y dulce en serio. Facturas o
golosinas tenían varios problemas: el primero es que, para mí, no llegan a
cumplir ese “ricor” del que precisaba esa tarde, pero además había que salir de
casa, y finalmente (se que es un error confesar esto en estos tiempos de
fingido hedonismo que nos caracteriza) a veces me da mucha bronca meterme
tooooodas esas calorías por algo que no me conmueve. Pero además de todo esto,
cuando de dulce se trata, he encontrado que nadie me conoce mejor que mi propia
mano. Me decidí por algo sencillo pero que, bien hecho, puede ser muy especial:
unas chocolate chip cookies (razón por la cual mi marido me amo…más que de
costumbre).
Como mi abuela me enseño, en la cocina se puede meter toda
la creatividad que una quiera, pero cuando de repostería se trata, más vale seguir
algunas normas básicas, y así fue, busque entre mis libros recetas de
cookies…pero no me convencían las proporciones. Busque en la web (bendito
recurso) y encontré una que me gusto, les paso el vínculo: http://www.popularcookierecipes.com/Chocolatechip.html
Los ingredientes eran
3/4 de taza de azúcar; 3/4 taza de azucar negra (la de fantasía, que se
compra en el super, a mi me parece una truchada, así que en casa nunca hay); 1
taza de manteca a temperatura ambiente (en casa sólo tenia poco mas de medio
pan de 100, mas o menos 1/3 de taza); 2 huevos batidos; 1 cucharada de te de
extracto natural de vainilla (tengo siempre, juro que se me había acabado la
noche anterior, por alguna razón antojada con leche caliente con vainilla); 2 1/4 tazas de harina 0000; 1 cucharada de te
de bicarbonato de sodio, 3/4 de
cucharada de te de sal, y 2 tazas de chocolate semi-amargo en chips o trozos.
Como mencioné antes, no estaba dispuesta a salir de casa y,
como leyeron, varias cosas me faltaban. ¡Por
suerte el ingrediente fundamental, el chocolate, en casa nunca falta! En fin, me puse manos a la obra para pensar
reemplazos. Lo primero era pasar la receta a la mitad. Tip, una cosa es hacer
reemplazos y aggiornar una receta, pero 1/3 de taza de manteca jamás puede
reemplazar a 1 taza. Si paso la receta a la mitad ya estamos hablando de 1/2
taza de manteca, y con un retoque aquí y allá, magia, 1/3 de taza hace de
media. También tenía que reempalazar el azucar negra, podía poner mas azúcar
común, pero iba a faltar la melosidad, sumado a la escasez de manteca…Pero,
voila, me acorde que tenía miel del valle, bien rica, esa miel cremosa…La miel
me iba a reemplazar parte del dulzor y melaza del azucar negra, pero a la vez
iba a aportar algo de lo cremoso y chirle de la manteca. Ya estaba todo
resuelto!
Batí un huevo y lo deje aparte. Puse 1y ¼ taza d harina en
un bowl, le agregué 1/2 taza de azucar,
½ cucharada de bicarbonato y ½ de sal (me gusta ese dejo saladito bien marcado,
realza mucho el sabor). Como no tenía esencia de vainilla se me ocurrió que 1/2
cucharadita de canela podía quedar muy bien, así fue! En otro bowl calenté al
microondas (unos pocos segundos, para drertir nomás) lo que tenía de manteca
junto a dos cucharadas soperas, bien colmadas, de miel. Fui incorporando los ingredientes líquidos
(huevo, manteca, miel) al bowl de los secos (harina, etc), y mezclando hasta
obtener una masa chirle y firme a la vez. Recién ahí, incorporé una taza bien
llena de pedazos de chocolate, esos de águila bien amargos, 60% cacao. Ojo que
hay que mezclar con mucha fuerza.
Prendí el horno en máximo. Mientras tanto sobre una asadera
puse mi placa de silicona (un gran invento que evita andar enmantecando por la
vida), y con una cuchara de te fui poniendo montoncitos de masa, yo diría
máximo 12 por tanda, bien separados unos de otros, mas o menos 5 cm, porque la
manteca va a hacer que la masa se derrita y ¡se nos pueden pegar las cookies
entre si! Los ponemos en el hrono, apenas unos minutitos, 4 maso, tiene que
haberse dorado un poquitín por abajo. No podemos sacarlas de la asadera por un
ratito, porque van a estar muuy blanditas. Esperamos 5 minutos, y ya las
podemos pasar a un plato, soplar y probarlas!
La mejor manera de conservarlas es en un tupper en la
heladera, se van a poner duras, pero las sacamos un ratito antes de comerlas,
que tomen temperatura ambiente, y se ponen perfectas. Acompañadas de un café
cargado o un chai…¡definitivamente un sabor de domingo lluvioso y frió!
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